COMO HACER FRENTE AL PASO DEL TIEMPO CON COSMETICA
El paso de los años nos pasa factura a todos. El envejecimiento se deja notar en todo el cuerpo, aunque es en la zona del rostro y del cuello donde este proceso suele ser más visible. Este envejecimiento se manifiesta con la aparición de arrugas y pliegues, con pérdida de soporte dérmico y con alteraciones en la pigmentación. Se trata de un proceso natural y, por tanto, imposible de evitar. Sin embargo, podemos ralentizarlo y minimizar sus efectos, evitando ciertos factores externos que lo aceleran y, por supuesto, utilizando aquellos productos y técnicas específicas de las que disponemos para tal fin.
El uso de productos adecuados a cada edad y tipo de piel es útil para llegar a la madurez con una piel fresca y sin arrugas. Para plantar cara al proceso de envejecimiento, existen principios activos que no pueden faltar en los cuidados cosméticos diarios:
Vitamina C: tiene un elevado poder antioxidante, regenerador e iluminador. Actúa previniendo la formación de manchas y neutralizando los radicales libres. Proporciona un efecto “buena cara” inmediato.
Vitamina A o retinol: tiene una acción antienvejecimiento contra pequeñas arrugas, piel muy castigada por el sol a lo largo de los años, piel seca y descamada, flácida, etc. Es utilizado en numerosos tratamientos cosméticos y cremas de belleza para eliminar arrugas, líneas de expresión y dar aspecto terso a la piel. También atenúa las manchas formadas por acumulación de melanina. Favorece la renovación celular y mejora la textura de la piel.
Ácido hialurónico: tiene un gran poder hidratante, es capaz de atraer y retener hasta mil veces su peso en agua. Penetra en las capas más profundas de la piel y estimula la producción de colágeno y elastina, principales sustancias responsables de la elasticidad y firmeza de la piel. Rellena las arrugas y líneas de expresión.
Ácido glicólico: tiene una acción antienvejecimiento por su influencia sobre la cohesión de los queratinocitos de los niveles más inferiores del estrato córneo, estimula la renovación celular, aumenta el contenido de agua, la plasticidad y el espesor de dicho estrato córneo, y provoca una exfoliación sin dañar el equilibrio de la piel.
Colágeno: es una proteína que forma las fibras de la piel y los huesos en la mayoría de los mamíferos. Aporta a la piel volumen, elasticidad y firmeza.
Filtros solares: una protección solar adecuada es fundamental. Los excesos de sol son la principal causa del envejecimiento cutáneo, así como de la aparición de manchas en la piel, sin olvidar su papel indiscutible en la etiología de los cánceres cutáneos. Es recomendable usar protector solar cada día, aunque no tengamos exposición directa al sol.
El empleo de estos cosméticos ha de ir acompañado de una buena limpieza diaria de la piel, para eliminar cualquier resto de suciedad, maquillaje o células muertas. Una vez por semana, esta limpieza se complementará con algún peeling. Los diferentes tipos de peelings nos permiten eliminar células muertas de nuestra piel para tener un rostro más luminoso y sano. Estimulan la creación de colágeno, consiguiendo una piel más elástica, activan la circulación y aumentan la humectación. Además, mejoran la absorción de otros productos de belleza que apliquemos a continuación.
No debemos olvidar que también juega un papel muy importante la alimentación y la práctica regular de actividades deportivas en esta lucha contra el paso del tiempo. La dieta es fundamental para mantener una buena función antioxidante. Es recomendable una alimentación que contenga importantes cantidades de frutas y verduras, beber agua en abundancia y mantener un peso adecuado. Los complementos nutricionales, como vitaminas y antioxidantes, pueden ser de gran ayuda, sobre todo en personas cuya dieta presente deficiencias en este tipo de micronutrientes.
El estrés es contraproducente, por ello es recomendable introducir en nuestra vida técnicas de relajación más o menos sencillas. El cansancio, el ritmo de vida ajetreado o algunas situaciones cotidianas pueden llegar a afectarnos y esto se reflejará en nuestra piel provocando distintos tipos de enfermedades o molestias (acné, verrugas, manchas, etc.). El estrés no sólo provoca cambios en nuestra piel, sino que todo nuestro organismo se ve afectado; el cabello y las uñas también suelen mostrarnos que algo está funcionando mal. Por el contrario, cuando estamos felices y descansados nuestra piel se ve tersa y radiante.
Protocolo de belleza antiedad
Para potenciar los efectos de la cosmética antiedad, se recomienda seguir, de forma constante, un protocolo de belleza diario:
1. Limpieza diaria: mañana y noche, con productos adaptados a las necesidades de cada piel.
2. Tratamiento intensivo: en este sentido, los serums son productos ideales como tratamiento de base por su textura ligera y su mayor concentración de activos que ejercen una potente acción sobre los signos de envejecimiento cutáneo. Los tratamientos nocturnos ayudan a la piel a recuperarse de las agresiones diurnas (rayos UV, contaminación, estrés…).
3. Cuidados básicos: uso de cremas de cuidado diario con los principios activos anteriormente citados, que hidratan la piel, ayudan a reducir los signos del envejecimiento y la protegen de las agresiones del día a día.
4. Tratamiento complementario: existen zonas específicas del rostro (contorno de ojos, óvalo facial, cuello, escote…) que poseen unas características particulares, y por ello precisan de un cuidado especial con texturas que se adapten a estas peculiaridades.